El camarero

Enjuto, como un galgo famélico, pasa la tarde sentado en el quicio de la puerta. La pupila translúcida busca un horizonte en dónde enfocar el azul del iris. Mientras el tabaco se consume entre los dedos, da un trago a la bebida escondida. Espera a que los clientes le pidan otra cerveza. Le cuentan chistes... Leer más →

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