Asturias siempre sorprende. Cualquier momento es bueno para escapar a la tierrina. La estación del año no importa, siempre encontrarás algo que hacer, una ruta que recorrer, una playa, un museo, ir de tiendas, pasear por ciudades o caleyar por pueblos, comer en buenos restaurantes o ir de pinchos o tapas por los chigres o sidrerías.
Asturias parece pequeña en el mapa, pero es inmensa en caminos y lugares. Naturaleza e historia se conjugan formando un pequeño país lleno de tradiciones, mitos, leyendas y realidades.
Una oferta de vuelos y aquí que me vine. Dos días son suficientes para lograr la desconexión del trabajo, del tedio de la monotonía. Una bocanada de aire fresco con olor a carbón, a campos verdes, a mar y a río. Un baño de paisaje que me abre los sentidos. Asturias, mi tierra, se postra ante mí cuando llego desde el aire, mostrándome esa alfombra de casitas de colores y tejados rojizos, invitándome a descubrir sus secretos caminando.
La amistad te busca y te acompaña, te habla y te muestra. Hoy me ha descubierto un lugar mágico.
Paseando por Murias de Aller
Saliendo de Langreo, por la AS-117 en dirección Pola de Laviana. Nos desviamos pasada esta localidad en dirección Cabañaquinta por la AS-252. La carretera estrecha y con curvas se empina hasta llegar al Alto de la Colladona (850 metros de altitud. Puerto de segunda categoría). El paisaje, salpicado de aldeas y caseríos, se esconde entre bosques atravesados por la carretera.
Cuesta abajo, llegamos a Cabañaquinta /Cabanaquinta; capital del concejo de Aller. Tomamos la AS253 hasta llegar a Moreda, en donde nos desviamos hacia la AE-3 hasta llegar a Murias.
Este pueblo de la montaña allerana nos ofrece paisajes espectaculares.
A la izquierda, en el aparcamiento dejamos nuestro vehículo. A pie y provistos de calzado cómodo, agua y cámara de fotos, cruzamos la carretera para tomar la senda que nos llevará a la Cascada El Xurbéu (PR-AS 295), cruzando el puente que atraviesa el cauce del río Negro. Afrontando una subida prolongada y atentos en el cruce de caminos que nos encontramos, continuamos por el camino de la izquierda (está bien indicado) por el que bajaremos. La senda se allana y tras una curva nos encontramos un imponente salto de agua: la Cascada El Xurbéu, de unos veinte metros de altura.
A partir de aquí se puede seguir el camino a través del bosque por diversas pistas o desandar el camino y regresar a Murias.
Desde el aparcamiento hasta la cascada la distancia es de un kilómetro y cien metros aproximadamente.
Como buen leonés desde siempre he visitado Asturias, pero nunca -al igual que León- se me había ocurrido contarla; eso es algo que desde hace algún tiempo ha empezado a cambiar y, de la última visita a tierras asturianas, dejé escritas algunas de las muchas impresiones que, naturalmente, coinciden con las que dejas en tu estupendo artículo. Por si te apetece dar otro «paseín» por Asturias y a ver si te «presta» lo que encuentras:
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