Como Serrat y su “Fa vint anys que tinc vint anys”, Colden rememora con “Veinticinco de hace veinticinco” el ayer. Por lo demás y salvo la nostalgia que ambos transmiten a través de sus palabras, nada tiene que ver uno con el otro.
Aún no conozco a Víctor Colden. Hay coincidencias que unen a las personas con un hilo invisible. Será necesario seguir ese hilo para que algún día tenga el gusto, porque el placer viene al leer sus textos. De él tuve noticias, hace no recuerdo cuanto, pero no más de dos años. Fue por aquel tiempo en que comencé a seguir las redes sociales de Primera página y los podcasts del Club de Lectura de “Entre dos luces” con Tamara Crespo en Radio Nacional. También comencé a seguirlo a él.
Adquirir Gazeta de la melancolía, Veinticinco de hace veinticinco o Inventario del paraíso, no podía ser en otro lugar, ni tampoco en otra librería. En mi pensamiento Victor Colden y la librería de Tamara van cogidos de la mano. Y allí que me fui, como peregrina que busca un lugar sagrado en dónde encontrar recogimiento, palabras y devoción a los escritos que a lo largo del tiempo han llenado las estanterías de esta y de todas las librerías. Y de estos estantes me llevé dos de sus libros.
Newcastle Ediciones, publicó, en enero de este mismo año, la primera edición de Veinticinco de hace veinticinco, escrito en el 2013. Veinticinco relatos breves que podrían ser veinticinco recuerdos, pero que son mucho más que eso. Es un ejercicio de memoria de su juventud y de la nuestra, de los que, como el autor, vivimos el 88 entre música, libros, amigos y familia sin darnos cuenta de que los días pasaban en un suspiro o dos, hasta llegar al hoy. Veinticinco de hace veinticinco es el resumen de esas lecturas que nos van marcando el carácter y esa música que nos guía la vida. Recuento treinta y siete nombres musicales y más de cuarenta y ocho escritores (probablemente se me habrá pasado alguno) que me llevan, también a aquel año en que “… los ochenta se estaban terminando y los hermanos Amador cantaban que pasa la vida y que tus ilusiones y tus bellos sueños…” Reflexiono y me doy cuenta de que a mí también se me pasó la vida, con más música que libros, que no conozco la Málaga de Colden, pero que he llegado a tiempo para descubrir la sensibilidad de la narrativa de este filólogo de románicas.
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