Hay un lugar en el mundo en dónde el aire tiene olor a sidra y los ojos se tiñen con un filtro verde de montes. Las olas golpean mi cuerpo en verano y el aire de nieve quiebra los labios que besan. Es allí, en aquella Tierra en dónde habita ese hombre que escribe palabras bellas en la lengua de quienes no vio nacer. Esa lengua, perdida y encontrada entre valles y acantilados, en la profundidad de la mina, la pumarada, balleneros y maizales…Esa lengua es la mía, la que me acallaron, la que no me enseñaron… La que ahora busco en la lejanía. La que encuentro buscando en las redes y hurgando en las estanterías.
Nel Morán, dice en su perfil de Facebook que nació en 1959 en Trubia y que fue maestro de inglés y de asturiano. Vive en Xixón y acostumbra a fotografiar paisajes urbanos que acompaña de sus palabras. Tiene editados varios libros, entre los que Fabia ocupa un lugar destacado en mi librería.
Conocí a Nel en lo abstracto de las redes sociales y cada verano prometo con hacer realidad unos culinos de sidra en la Cuesta Cholo o en cualquier rincón de Xixón. Por Bandis que este agosto nos veremos con el Cantábrico de testigo.
“Miro’l reló y nun llegasti, anque haicuantayá que les aguyes dieren la hora venos. El café enfrióse dándo-y vueltes cola cuyar al pensamientu d’abandonu. Mando cobra-y al camareru, suelto les monedes ensin ganes y colo. Na cai llueve, nos mios sentimientos llueve, y tu nun apaeciste. Dexo’l paragües zarráu pa que les gotes gordes m’espierten d’esperate. Entós, nun café cercanu veo’l to rostru, tas otiando con desesperu hasta que me ves, sorrises y salúdesme candial. Mírote los llabios naguando por besate, pero a cachinos nun m’alcuerdo del color los tos güeyos, de la edá del nuesu conocimiento, de la vida.”
Nel Morán, 2 de agosto de 2020. Publicado en Facebook
Soy leonés, aunque no hablo leonés y lo poco que oí y aprendí de mis padres está casi olvidado y solamente me sale cuando ando por la tierrina. Y de mi último paseo por Asturias, la patria más querida…
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Saludos, Natalia. El aire de mi tierra madre también huele a sidrina.
Un abrazo.
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Ay Isabel… esa Tierrina que nos llama…
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Gracies Natalia por esparder las mios pallabres.
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No hay de qué 🤗
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