Reflexiones
Segundo día de confinamiento y sexto día de mi reclusión. Jamás había recibido tantos chistes absurdos en mi WhatsApp. Me río por no llorar, como dice el dicho. La verdad es que aunque madrugue, el día me pasa demasiado rápido. ¿Y dicen que la gente se aburre en casa y quieren sacar al perro que no tiene, cada dos horas? Me vuelvo a reír.
El país ha dejado de tener las noticias habituales en los telediarios. Todo un programa de televisión hablando sobre la pandemia. Y ese tono melodramático que pone el Ferreras… Que ya lo sabemos, que hay que quedarse en casa y que si tienes síntomas hay que llamar al 061. ¿Qué se muere gente? También lo sabemos. Me gustaría saber qué otras enfermedades añadidas tenían, porque no les hacen autopsia. Eso, ¿a qué no lo sabías? Claro no te has leído el protocolo de manejo de los cadáveres del Ministerio de Sanidad. Si no trabajas con enfermos y muertos, lógico. A nadie le importa lo que hacen con ellos. A los familiares igual sí, no sé. Pero seguro que tampoco conocen el protocolo .
Y es que la gente no lee, ni tampoco atiende cuando se le explican estas cosas que pasan estos días. Probablemente si no fuera que a mi me preguntan por múltiples casuísticas… tampoco me interesaría saber si primero hay que poner la mascarilla o los guantes, o si te pueden despedir si la empresa hace un ERTE, o si puedes ir a la peluquería, o si te encontrarás abierto el chino de debajo de casa que vende fruta y tornillos, o si puedes tomarte algo tranquilamente en la panadería que hace uno de los mejores chocolates del barrio. Son tantas cosas nuevas para memorizar que, claro, hay que hacer un gran esfuerzo mental para retenerlas todas juntas.
No nos queda nada de estar en casa…Te aconsejo que si no te gusta escribir ni leer y te cansan los programas de la tele, las series y las pelis, te pongas a colocar los armarios a lo MariKondo que después vendrán los llantos y dirás que no tienes tiempo.
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